“Quizá sea parte de la naturaleza humana
continuar aunque lo sepas.
La alternativa requiere mucha energía.
Decisión.
La gente permanece en relaciones tóxicas
porque es lo más fácil.
Es física básica.”
Acabo de terminar de ver la película: “I’m Thinking Of Ending Things”, sabía que sería una película “rara” ya que su director y guionista es Charlie Kaufman, pero el hecho de que actuara Toni Collette (mi actriz fetiche), más el título, fue lo que definió verla éste 1 de enero del 2021.
Hoy andando en bici hice 36km intentando quemar todo el alcohol en sangre de mi festejo de año nuevo y venía pensando en cómo las feminidades naturalizamos el incumplimiento de los hombres, desde niñxs vemos películas o escuchamos canciones donde el hombre promete “bajarle” la luna a la mujer y la mujer se enamora por esa simple promesa de algo que nunca sucederá, sabemos que es físicamente imposible que un ser humano baje un satélite con su propia fuerza motriz; está implícito el contrato donde el hombre promete una acción y la mujer muestra entusiasmo sabiendo que no se concretará el hecho, y ésto se traspola a la vida cotidiana, cuántas veces los hombres nos han dicho: “A x hora estoy ahí” o “te voy a regalar tal cosa”, nosotras respondemos con entusiasmo pero fervientemente sabemos que no será así.
Me crié en una casa donde mi padre tres veces por semana se iba al club a jugar con sus amigos diciéndole a mi madre que a las 21hs estaría de vuelta y tanto mis hermanxs como yo vivíamos tres veces por semana el escuchar a mi madre quejarse, desde las 21.01 hs hasta la hora que llegaba mi padre, por qué no cumplía con el horario pactado. Nosotrxs como hijxs ya lo sabíamos pero no entendíamos por qué mi madre se mantenía obtusa frente a ese caso. Hasta que crecí y me di cuenta que es algo común en la práctica de los hombres, en mi intento por reconciliarme con las masculinidades noto que dicho camino muchas veces se hace cuesta arriba, y ayer tuve dos casos de dos hombres distintos que me dijeron que iban a hacer “tal” cosa y no la cumplieron, el primero fue el caso de una persona que me invitó a pasar año nuevo, le dije que se me complicaría ya que no podía dejar sólo a mi perro, quedó en avisarme cómo lo resolvería más nunca sucedió, el segundo caso fue de la persona de la cual hablo en el texto del siguiente link: https://gabrielaivycavecanem.blogspot.com/2020/11/mi-redencion-con-los-hombres.html
Que a todo ésto se había mostrado indignado frente al incumplimiento de la persona que quedó en contactarse conmigo por el festejo de fin de año, pero luego hizo un acto similar: me dijo que pasaba por mi casa a la 1 de la mañana. Algo que no sólo no sucedió sino que ni siquiera hubo un mensaje del por qué no asistió. Tuve que esperar al otro día (es decir hoy) a las 15.30hs un mensaje pidiendo perdón con un par de excusas inconexas, a lo que tuve que responder: “ todo bien”. Porque si cuestionamos éste tipo de actitudes pasamos a ser las ogras de la película por la falta de comprensión hacia ellos.
A todo ésto lo que sí me hizo ruido fue que de el momento en que me dijo que a la 1 estaría en mi casa, yo sabía que no sucedería (siempre hay un grado de esperanza de que me equivoque, es como cuando se tiene fé en la humanidad). Lamentáblemente el tiempo nos da la razón, porque nos criamos en esa verdad irrevocable donde el hombre promete algo y nosotras a modo de reacción nos debemos mostrar entusiasmadas sabiendo que no sucederá, porque es parte del folklore.
Cada vez que un hombre promete regalarme algo emito una mueca con mi boca torciéndola un poco hacia la derecha, es el máximo sobreesfuerzo que realizo frente a esa “promesa de político”. Y creo que ésto también forma parte de las relaciones humanas entre una masculinidad y una feminidad, cuando tuve mis relaciones gays también viví éste tipo de situaciones pero presupongo que de alguna manera tanto yo como la otra persona sabíamos que cubríamos el cupo varón/mujer, implícitamente.
“Quizá sea parte de la naturaleza humana
continuar aunque lo sepas.”
reza la película, y la verdad no resulta descabellado para nada, muchas de las cosas que pasan por la cabeza de Lucy (la protagonista de la película que casualmente es el apodo de mi madre) me identifican con mi situación actual: “pasaron 6 semanas, o quizás 7 de nuestra relación, y a mi me parece que fue una eternidad” Yo llevo 10 semanas exactamente, y por momentos pienso que fue un año, tal vez por la intensidad de verlo todos los días, o por todos los cambios de estado de ánimo y evolución individual, tanto mía como de él, tengamos en cuenta que hasta pasó de ser una persona desempleada a tener un trabajo. Hasta la mitad de la película me siento identificada con ella y a partir de la segunda mitad comienzo a identificarme con él, si bien hay un quiebre a nivel argumental, lo que disparan las situaciones me lleva a sentir esa incomodidad y esa tensión que pasé durante muchos momentos a nivel emocional en éstos dos meses y medio. Creo también que muchas veces el amor y el cariño que se tiene hacia la otra persona se convierte en un combustible para sobrellevar esas situaciones incómodas por las que no son necesarias pasar en una relación interpersonal, donde a veces hasta el diálogo no alcanza porque justamente una de las dos partes no está abierta a escuchar lo que piensa la otra parte.
No creo que esté finalizando el vínculo que tengamos pero si cerrando la etapa del vínculo como lo fue, puedo tolerar promesas incumplidas pero no puedo tolerar mentiras que no tengan sentido. También sueño con un futuro en donde los hombres se replanteen el arrojar promesas o compromisos al aires como si fuesen cosas livianas ya que es el motor para muchxs de nosotrxs, cuántas veces nos hemos “puesto las pilas” en un trabajo porque nos prometieron aumento de sueldo y ese aumento nunca llegó? Y luego de decepcionarnos al comenzar a realizar nuestras tareas desganadxs ahí si recibimos el retos de nuestrx jefe como si hubiésemos sido nosotrxs lxs causantes de la desmotivación. No podía no comenzar el año haciendo mi catársis y mi reflexión, que el 2021 nos encuentre aunque sea intentando ser más consecuentes con nuestros actos.
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