Han pasado 4 años desde que decidí comenzar mi transición como Gabriela Ivy, 4 años desde que perdí amistades pero conocí gente con muchas ganas de saber y conocerse, 4 años donde pensé que lo peor vendría y a grandes rasgos crecí en un montón de aspectos y llegó lo mejor. 4 años donde le dije “BASTA” a actitudes que aquejaban mi vida, 4 años donde me planté frente a la desaprobación de las personas pero abracé el cariño de muchas otras personas. La transición no termina, es constante, en cierta forma todo el mundo transiciona. Es la búsqueda del ser, es una forma de encaminar la vida, de dar un sentido a esa rutina impuesta. Es dejar el querer quedar bien por el querer hacer lo que deseas. Estos años me han enseñado a ser fuerte, a plantarme, a ser fiel a mis ideales y a no callarme más, a detectar cuando la mochila es mía y cuando es del otrx. A devolver esa mochila que es de la otra persona, a aprender a decir que no. Reconocer cuan atravesadxs estamos por este sistema machista y conservador que está tan implícito y es tan estructural que lo vivenciamos sin darnos cuenta.
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