jueves, 13 de febrero de 2020

El sistema perverso de las obras sociales y las prepagas

     Ser travesti no está bien visto para ningún sistema, o como se le dice en la disidencia: CIStema (Por la definición de CIS/trans), pero del sistema que hablaré en particular en éste  texto es del sistema de salud por lo menos de Argentina. Es bien sabido que contamos con salud pública, de calidad a nivel médico pero con turnos que pueden resultar un suplicio a la hora de querer hacerte atender. Aprovechando esa necesidad aparecen las obras sociales. En mi caso tuve OSECAC porque siempre trabajé bajo el convenio de comercio, convenio de millones de afiliados pero cuyos sindicalistas son catalogados de los más tibios a la hora de negociar paritarias.
     OSECAC cuenta con grandes profesionales (no todos, una vez me diagnosticaron cáncer cuando en realidad tenía quistes cebáceos), pero el gran problema era que al ser una cobertura de muchísima  gente los turnos te los daban con un período de seis meses, y para cualquier estudio precisabas pasar antes por el médico clínico, por lo tanto para llegar al objetivo debías esperar hasta 8 meses, una gestación(literal). Sumado a que por cada estudio debías pasar previamente por el cajero (Si es que tenía plata) para pagar un bono por la consulta.
     Cuando se llega a cierta edad con el cansancio que acarrea toda ésta vorágine, se toma una decisión que si bien te va a quitar dinero para poder comprarte ese par de zapatos que te gusta, o esa peluca del color que te falta, te va a dar calidad de vida como para portar por un tiempo largo las pelucas y zapatos que ya tenés, y ahí es donde entran nuestras benditas prepagas: en principio chequean tu sueldo, donde si sos clase media-baja tendrás una cobertura donde deberás agradecer que te atiendan, es como un aviso de que estás cubiertx pero si querés te pueden cobrar un poco más y vas a poder acceder a ese lugar o a esa especialidad que es fundamental como ser: odontólogxs, o cardiólogxs.
     Luego te dirán que para ciertas autorizaciones (Si! Si bien no precisas pasar por un médicx clínico para que te deriven a una especialidad, precisás que la institución apruebe la práctica) deberás contar seis meses de aporte, básicamente como jurar fidelidad a la empresa que le estás pagando religiosamente, o peor aún, que absorbe tu dinero, porque si no aprobás  métodos de débito automático, no te dan los papeles para completar y afiliarte.
     Y con el tema de las autorizaciones llega lo más macabro de éstas empresas: no obtendrás un rechazo como respuesta ya que por ley deben autorizarte dichas prácticas (Y por cartilla) sino que obrarán de unas maneras muy retorcidas donde te dirán que no pueden autorizar la práctica o darte la medicación porque falta una palabra en la orden (literal, me han rechazado órdenes por la falta del diagnóstico siendo que todos los meses presentaba las mismas órdenes, es decir, había un historial). O tampoco autorizan las órdenes o recetas porque previo a ello debés volver a que tu médico llene 4 formularios para presentarlos. Mis médicxs cada vez que me ven entrar al consultorio preparan las lapiceras, ya conozco mucho de la vida de ellxs: cuando se irán de vacaciones y a donde, con qué medio de transporte van a trabajar, el nombre de sus hijxs, y por qué zona viven. Ellos al conocer dicho sistema perverso (las prestatarias no les pagan en tiempo y forma) nos dan un aventón y nos preparan muchas órdenes para no tener que pedir turno de manera tan seguida, o nos dan sus correos personales por si alguna receta es rechazada por el faltante de una palabra o tilde para que la puedan rehacer sin la necesidad de tener que ir en persona y pedir un turno para ir a buscarla.
     Ahora bien, que pasa con las personas trans? Es bien sabido que lo que es no - binario, es un grano en el traste para un sistema perverso, porque eso rompe con las estructuras de dominio. En un sistema patriarcal un hombre pagará menos ya que no queda embarazado, mientras que las mujeres entre ginecólogos por sus períodos, problemas circulatorios y embarazos estarán más atadas a éstas instituciones (hagan la prueba de ir a una farmacia o perfumería y comparar los precios de un mismo producto que es para varones que para mujeres). Pero qué pasaría si en ese sistema binario entran hombres que se embarazan (como ser los hombres trans) o las mujeres cuyo documento aún figura con la letra M, precisan medicación ginecológica como ser, estradiol? Ahí es donde dicho sistema va a pérdida, o por lo menos no gana, porque está cobrando más barato por prácticas más caras. 

     Y que? pasa si a  todo ésto le agregamos que hay una ley de identidad de género (la ley 26743) y la de prestaciones obligatorias de obras sociales (la 24455)que obliga al sistema de salud que cubra tratamientos hormonales y serológicos (porque recordemos que sólo los putos y las travas "se contagian de SIDA" según la sociedad)?. Para dichas instituciones eso puede pasar a ser una canilla "con el cuerito roto". Entonces deben sacar su carta principal, la de no autorizar ningún tratamiento porque falta alguna palabra o algún tilde, otra cosa que suma al calvario de lxs trans es que somos un código, así es, como toda empresa el ser humano pierde calidad de tal y pasa de tener un nombre y apellido a ser una conjunción de letras y números (como se refería Smithers a mr.  Burns para referirse a un empleado de la planta). Dicho código se modifica cuando realizás la rectificación del DNI, por ende los registros que están preparados para una sociedad binaria, colapsan. A tal punto que te buscan en sus bases de datos y sos inexistente (pero el débito automático sigue corriendo).                       
     Entonces como una gran computadora que se tilda y no nos permite seguir ejecutando programas, te reinician. Y cuando te reinician llega la mejor parte: volver a completar todos los papeles de cero, así es, sos la misma persona física con el mismo tratamiento pero los formularios los debés llenar de nuevo para continuar el tratamiento, y cuidado con que falte alguna palabra o algún tilde!
En ésta vorágine donde sentís que perdés tu  condición de ser humano, así como cuando nustrxs mapadres nos justificaban: "nadie te enseña como ser padre". Yo les puedo decir: "nadie te enseña como ser afiliadx".
    Aproveché y llamé directamente al lugar donde me hago los tratamientos (que hasta enero dependía de mi prestadora, pero ya no más, o sea que debo agregar más papelerío para poder seguir atendiéndome ahi), pido cotización para saber lo que saldría ir directamente con dicha institución, a lo que me responden: "vemos en sistema que te estás haciendo el tratamiento hormonal con nosotrxs, así que deberemos cobrar un plus que aún no te puedo decir de cuanto es". Así es estimadxs, ser travesti sale más caro, Imagínense mi cara al escuchar éstas palabras siendo que segun el artículo 11 de la ley 26743 el estado reintegra a las prestadoras el costo del tratamiento hormonal....
     Cuando les mencioné la ley no supieron qué responderme. Así que resta un largo camino de papelerío, llamadas, idas y vueltas a las instituciones para hacer valer los derechos que nos corresponden. Es eso, el CIStema existe, y es perverso.


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