Estamos a dos de abril del 2019 y la verdad que tengo bastante que decir con respecto a los amantes que han pasado por mi, desde que abracé mi condición de trans había un aspecto que debía ser despejado, tenía la inquietud de estar con hombres siendo yo una persona trans, me sentiría cómoda usando tanga, pelucas y maquillaje durante el acto?(era la pregunta). Siempre que leía que a los tipos (gays) les calentaba que una persona use tanga me llamaba la atención ya que me parecía lo más deserotizante del planeta tierra (entre otras cosas), y también lo más incómodo, pero nada perdía con probar, un deporte que me encanta practicar: “experimentar”.
Así como cuando me tomé mi tiempo para perder la virginidad (a los 23 años, de hecho mi primer beso que duró más tiempo que un pico fue en ese momento también). Esta vez de la misma forma quise esperar a estar preparada ya que no me parecía poca cosa tener sexo en una faceta que saca lo máximo de mi. Tal fue así que cuando me mudé a Villa Ballester decidí abrirme un perfil en Badoo (sí, Badoo) una app que pensaba extinta pero que una trans en un boliche me dijo que “se comía muy bien ahí”, luego de los 300 pasos de verificación que me hizo realizar esa app,finalmente pude crear mi perfil, sinceramente no tenía muchas espectativas debido a que soy “una trava a medio hacer”; he visto trans con tetas, culo y caras descomunales casi como si fueran modelos, asi que decidí ser lo más sincera conmigo misma y con el resto, por eso subí fotos de mi rostro cuerpo entero sin retoques ni filtros y un texto de presentación que versaba asi: Cross gordita que busca experimentar con Hombres (cis). Fui lo más concreta y expeditiva posible.
Ni bien me postee no pararon de caer mensajes, tal fue así que en un momento me encontré respondiendo más mensajes de chat de Badoo que de chat del trabajo; había despertado al Leviatan, era la carne fresca de esa red social, me sentía famosa, me deseaban como nunca me habían deseado, una foto mía de hombre nunca generó lo que generó una foto mía de trans. Los chats eran propios del machito promedio, estaba experimentando mis fines de vivir mi experiencia de “mujer”: chocar con lo que viven las mujeres a diario como ser: fotos sólamente de penes ( de todos los tamaños y colores), los mensajes más perversos que se puedan leer, desde ”quiero que te tragues toda mi leche” hasta “te voy a violar”. Me topé con todo eso que el feminismo busca derribar, y me dio brío, al principio los dejé ser en sus dichos porque quería leer hasta donde llegarían, yo sabía que de ahí a poco comenzaría a poner los límites y comenzaría intentar civilizar a esa fauna autóctona.
Muchos pidiéndo fotos y videos como si de una estrella porno me tratara, ésta nueva faceta me motivó a grabarme, siendo que cuando me veía como hombre me enojaba el hecho de que me pidan fotos, respondiendo que para ello tenían mi Instagram.
Me gustaba saber que los hombres se volvían locos, que les calentaba lo que veían, que podía ser otra herramienta de dominación, pero aun faltaba perder esa virginidad. Algo que no me habían avisado es que los hombres cis hétero son igual de histéricos que los gays, que quedan en visitarte pero te “ghostean” es decir, nunca aparecen. Al principio me generó mucho enojo ya que soy una persona que cumple su palabra (a futuro aprendería a ser como ellos e incluso no tener culpa por cancelar a último momento, pero siempre avisando).
Una noche luego de que me habían cancelado dos personas procedo a responder mensajes de Badoo, hasta que me habla uno que vivía a la vuelta de mi casa, le dije que venga y no tuvo dudas, tomé nota en mi agenda mental que el que te habla mucho concreta poco y el que te habla a último momento es el que concreta. Y ahí lo recibí, era un hombre más bajo que yo, con cuerpo fibroso, esos cuerpos trabajados en fábricas, por levantar cajas pesadas, el muchacho estaba como desesperado, de tal manera que la torpeza de la situación lo excedió, y la frutilla del postre fue mi no-erección, indignado me pidió que le abra la puerta. Pero al igual que mi primera vez como gay (torpe y extraña) atravesé la barrera de la virginidad.
Luego vendrían muchas experiencias, y digo muchas porque me había puesto al día de todos esos meses que no tenía relaciones porque ya no quería tener sexo con Gays pero tampoco me sentía preparada para tener sexo como “Mujer”.
Poco a poco fui ajustando los tiempos de maquillaje, las ropas más cómodas (si, no es tan grave tener sexo con la tanga puesta y a ellos les calienta mucho), las pelucas que más gustan, etc.
Comencé a tener videos pero interactuando con otras personas, ya era un catálogo lo mío, luego los clasifiqué, hasta que un día me bloquearon la cuenta de Badoo por “infringir las normas”. Sucedió que una persona me dijo que quería tener sexo conmigo sólo si me pagaba, al principio dije que no, pero insistía y me pareció que podría experimentar algo asi, a lo que respondí que si, ésta persona aclaró que quería estar toda la noche (con el futuro aprendería que los que quieren estar hasta el otro día son los que se drogan con cocaína). Le dije que no iba a poder ser por toda la noche y ahí me bloqueó, pero como los mediadores de las aplicaciones leen TODOS los mensajes privados, interpretaron que usaba mi cuenta para prostituirme y desde ese momento no pude loguearme nunca más.
Se me ocurrió crearme un perfil en Grindr, no tenía muchas esperanzas porque si no me daban bolilla como hombre en una app para hombres cis gays, menos me darían bolilla como Trans, pero recordaba que vi un par de perfiles travestis así que me decidí a crearlo, fue muy gacioso ver mis dos perfiles (el de gay y el de trans) conectados a la vez, ya que el de trans lo había dado de alta con mi nuevo correo y por más que te desloguees de la aplicación por unos minutos, queda el perfil logueado en la pantalla principal. Ahí estaban mis dos perfiles conectados al unísono, el de varón sin recibir mensajes y el de trans comenzando a recibir mensajes, nadie se daba cuenta que era la misma persona, hasta me habló un vecino que se asustó al darse cuenta que vivíamos en la misma cuadra y me terminó bloqueando, ya para ese entonces buscaba tener mis amigxs sexuales establecidos porque sabría que de momento a otro me agotaría de ese estilo de vida y si no cosechaba esa siembra sería un invierno bastante crudo.
En Grindr he conocido los chicos más bonitos, de esos que como gay no los hubiera probado nunca. Ustedes sabían que si un hombre está con una trans, sigue siendo hétero por más que las trans tengamos pene? Lo aclaro porque es una pregunta recurrente, sobre todo por parte de los hombres cis hetero, que radican todo en la genitalidad. De hecho nosotras tenemos sexo HETERO con los hombres, ya que somos “mujeres” trans, el sexo gay es cuando una persona tiene sexo con alguien de su mismo género (por ejemplo: un hombre cis gay con un hombre cis gay, o un hombre cis gay con un hombre cis hetero “tapado”).
Sexo con hombres de cuerpos hegemónicos y de los morbos más particulares, como ser: zoofílicos, si les mostrara la foto del zoofílico con el que estuve no lo creerían ni en cien años.
Las últimas veces que había estado con hombres hegemónicamente atractivos (me refiero a cuerpos trabajados en el gimnasio) con rostros no tan hegemónicos (detesto los “carilindos”) fue en mis épocas de masajista, parece que en rol soy más atractiva que como un peaton que circula líbremente por la calle.
Hasta que un día un tipo de Grindr con el que nos hablamos asiduamente (pero que aun no conocí en persona) me recomienda que me cree un perfil en una página que se llama contactossex.com, al querer crear ese perfil me di cuenta que ya tenía uno de hace miles de años, cuando usaba sexy sexno (año 2008/2009) asi que procedí a usar un nuevo perfil que tuvo la misma repercusión que las dos apps anteriores. Una página llena de hombres casados con particular atracción por las trans/cross, etc. éstos perfiles son los que más concretan (dentro de los tres espacios que mencioné), aunque hay muchos impedimentos debido a que están casados y cuentan con horarios complejos. Siempre tuve atracción por los casados y padres, quién diría que uno de los aspectos que más me iba a traer mi vida trans era brindarme los hombres que más me gustan, no sólo de manera física, me descubrí entregándome más como persona, de tener un sexo tibio con hombres gays que criticaban mi forma de hacerles sexo oral a hombres heteros que les llamaba la atención la dedicación que tenía a la hora de brindarles sexo oral.
Ya más calmada he generado una especie de nicho de hombres fijos, mientras escribo ésto hace tres semanas que no abro la página y no tengo la necesidad de hacerlo, tengo sexo tres veces por semana y me parece de lo más correcto a nivel promedio. Esto es a rasgos generales lo que me sucedió desde que “perdí mi virginidad” hasta ahora, ya profundizaré en detalles de los más bizarros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario